Profunda depresión, 4ª parte.

Cuando fui a la revisión, después de la triste perdida de mis niñas, me dijeron, que había sido por incontinencia de cérvix, que mi útero no aguanto el peso de mis niñas, que eso le pasa a tres de cada diez embarazos gemelares y por desgracia me tocó a mi.

Pasaron unos meses de la perdida de mis niñas, y los médicos nos aconsejaron que rápidamente buscáramos otro bebe, y aunque otro bebe nunca podría reparar la perdida de mis niñas, al menos podría hacer el dolor un poco menos intenso.

No podía evitar de tener miedo en mi cuerpo, de repetirme una y otra vez las mismas preguntas.¿Me pasara lo mismo?, ¿por que a mi?. Mi miedo dominaba de nuevo mi mente, pero no podía ser negativa, no podía tener pensamientos negativos en mi mente.

Nos pusimos manos a la obra, y enseguida me quede embarazada de nuevo, nueva ilusión, con algo más de prudencia, la familia de nuevo feliz, nos decían que todo iría muy bien, y que confiara en dios.

Pero, por desgracia no fue así, a los pocos meses empecé a manchar, ya sabia que algo no iba bien, mi miedo bloqueaba mis piernas, me paralizaba, llame corriendo a mi marido que estaba trabajando, y rápidamente nos fuimos a urgencias del hospital, pero mis sospechas se despejaron en la primera ecografía.!!

Señora, aquí ya no hay embrión, solo esta el saquito, en el sangrado se ha debido de ir, lo siento mucho.... De nuevo recorría mis lágrimas mis mejillas, no podía dejar de repetirme, ¿por que a mi?.. ¿Que he hecho mal?.

El medico me decía dándome consuelo, señora no llores mujer, que eres muy joven, y te da tiempo a tener muchos más.

Mi familia y mi marido, estaban con caras de circunstancias ,y lágrimas en los ojos, arropándome de nuevo, aunque yo en ese momento no era persona, estaba muy hundida.

El medico muy simpático, le comunicó a mi familia que me dejarían ingresada para hacerme un legrado, yo no paraba de llorar... Me metieron en una sala con 2 mujeres de parto, las 3 llorábamos de dolor, pero ella de dolor físico y yo de dolor de corazón.

De colmo, me toco una matrona súper borde, que nos trato muy mal, le molestaba que las embarazadas vomitaran, orinaran, o que yo llorase, y sus frases bonitas después de decirnos que a ella no le pasaba eso por que estaba soltera, fue decirnos...


Ahora bien que os quejáis, pero cuando estabais debajo de vuestros maridos o parejas, bien que no llorabais.

Y continuó diciendo ..., Por eso yo, cuando me pongo caliente, me pego 4 alpargatazos en el chocho y se me quita todo.

A mi me dieron ganas de matarla, menos mal que llego el relevo y no la volví a ver más a la vieja solterona.

Me practicaron el legrado, pero cual es mi sorpresa que me meten en una habitación con Carmen una mujer que acababa de dar a luz, la habitación estaba llena de gente dándole las felicitaciones y a mi me preguntaba ¿tu que has tenido?..., Esas palabras me desgarraban más mi alma, cuando se enteraban de lo mío me daban el pésame, que paradoja..., A Carmen la felicitaban y a mi me daban el pésame. Lo pase francamente mal, no se me olvidara jamás.

Cuando fui a recoger la biopsia, me aconsejaron de nuevo que fuera a infertilidad a repetirme las pruebas, a ver que pasaba por que los perdía, y así hice, no podía permitirnos pasar otra vez por tanto dolor..., La gente me decían que el paso del tiempo borraría tanto dolor, pero para mi no era así, tuve tanto dolor, que me produjo una grandísima depresión, no podía vivir sin mis niños, los que tanto he deseado, y con los que tantas veces había soñado, y de un plumazo me lo arrebataron de mi lado.

La ausencia de mis niños, hizo que me aislara del mundo, me creó una gran fobia a la sociedad, y a la calle, deje de acudir a bodas, bautizos, comuniones, salidas de cenas, comidas familiares, me aislé del mundo, llena de pena, oscuridad y tristeza.

Mi familia me obligó a ponerme en manos de psicólogos, por que mi cuerpo quería salir de ese pozo sin fondo, pero mi mente dominaba mi mundo y no podía escaparme de esa trampa de dolor.

Salir a la calle era ver barrigas, embarazadas y bebes, era raro que no me enterase de que alguna prima, vecina, amiga, etc., se hubiera quedado embarazada, o habían tenido un bebe.

Y de colmo, tener que oír la típica pregunta de las vecinas, marújas, " amigas", etc...¿Tu cuándo, no te animas?, se te va a pasar el arroz.

Que rabia me daba de escuchar eso, siempre lo mismo y mordiéndome la lengua para no saltar con alguna bordería.

Me dolió mucho el embarazo de la mujer de mi único hermano, al igual que me dolió mucho el de mi mejor amiga, aunque me alegraba por ellos, no podía remediar de sentir envidia.

Un simple comentario de alguien relacionados con los embarazos, para mi era que lo habían hecho con mala intención, no podía soportarlo, no quería saber nada de bebes de nadie, ni embarazadas, ni nacimientos.

Mi familia ya median las palabras por no hacerme daño, ya me ocultaban embarazos familiares, o de alguien, evitaban comentarios de bebes, los pobres lo pasaron francamente mal.

Estuve recluida muchos años en mi casa, mi vida ya no era vida, mi familia sufrían cada día más por mi, y yo no veía más allá de lo que me rodeaba, me daba igual todo, no tenía ilusión por vivir, más bien quería morir, no valoraba la vida tan vacía, veía mi vida ya monótona sin hijos, perdí muchas amigas en el camino.

Pero no podía evitarlo...


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