La fatídica cita. 31ª Parte.




(5 de marzo del 2008)
Hoy me han llamado de atención al paciente de Sevilla, me dicen que lo siente mucho, pero la cita con el Dr.XXX es para decirme que no tengo derecho a nada, al oírlo no he parado de llorar, pero ya sabía lo que me esperaré en la cita.

(7 de marzo de 2008)
Hoy es el día de la fatídica cita, se reafirma lo que ya me habían dicho, no me harán nada, según los criterios clínicos se acogen a una ley que ha salido nueva, por más que yo decía, que a mi no me podían aplicar una ley con carácter retroactivo, puesto que yo ya llevo 9 años, no me hacen caso, solo mantenía a todas horas una risa irónica, parece como si en el fondo se alegrara y cumpliera sus amenazas, que si yo movía algo no tendría derecho a nada, y así a sido..


Le he pedido que por favor me diera todo lo dicho en la consulta por escrito, y se ha negado a hacérmelo, pero lo más fuerte ha sido, cuando al irme y con lágrimas en los ojos, me volví para decirles adiós, y estaba el médico y la secretaria riéndose, me pareció tan fuerte, me sentí tan humillada, que no pude contenerme, con lágrimas en los ojos....

Me volví y puse las dos manos encima de la mesa y con mi cara de frente casi pegada a la suya, le dije…


Usted ve que se esta ahora riendo de mi, pues algún día me reiré yo de usted.
Me dice, venga Blanca, a ver si es verdad, y tienes lo que tienes y lo consigues, yo me sentiría incluso feliz de hacerte yo mismo el tratamiento, me lo dijo con risa de recochineo e ironica, le dije usted no me conoce a mí, y no sabe lo que yo soy capaz de hacer, y como yo me llamo Blanca, tengo que conseguirlo, y me salí de la consulta.

Al salir me derrumbe, no podía parar de llorar, de impotencia, por que sabía que no había nada que hacer, fuí a ponerle la hoja de reclamaciones, como seguía llorando, la chica al verme que no era la primera vez que me vió poniendo una reclamación, me abrazó y me dijo, tranquila reina, tu lucha, y déjalo en manos de dios que si es para ti, lo vás a conseguir.

Yo no podía parar de llorar de rabia e impotencia, por que sabía que mi sueño de ser madre se me había esfumado, y lo peor de todo, es que ya no podía hacer nada, solo consolarme, esperar, luchar, o que haya un milagro...




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